domingo, 27 de noviembre de 2011
HOMBRE OFICINA
Tu, hombre, así ya solo
eres una oficina.
Eres un inmueble, un interés
a corto o largo plazo,
una inversión eres.
Siento como pesa en ti
una humanidad de días
y una historia de posesión de deudas,
que no los días de humanidad
y la posesión de las cotidianas historias
de ternura y dudas,
que echo en falta.
Tú, hombre, así ya solo
eres una oficina.
Eres una sombra que dobla el lomo
en cada escalón que busca
el entresuelo.
Y te sigue en el aire el rastro
de tu mal café con tu mala leche,
que cada mañana
te mantiene despierto.
Tú te subes cada mañana, peldaño a peldaño
al cuello de la camisa,
y vas arrastrando los pantalones
al desayuno, vas arrastrando
al metro los párpados.
Y cuando te desnudo ya a la noche,
veo los barrotes
de tu vertical vida necesaria
que me imploran a gritos desde abajo,
desde los salarios mínimos,
desde las conserjerías,
de los húmedos despachos
y los oscuros sótanos
en que se queda
tu humanidad.
Tu ser hombre y esclavo,
de los nuevos tiempos.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Puente de las Llamas - Puente Juan José Arenas
Esta vez os presento un puente reciente, inaugurado en Mayo de 2011, y en el que he tenido el privilegio en intervenir desde la fase de proyecto en 2009 y en todos los mejores y peores momentos de su construcción. El puente es proyecto de Arenas & Asociados y el resultado de los esfuerzos de muchísima gente a los que quiero expresar mi reconocimiento y gratitud, y a los que no puedo nombrar aquí uno por uno. El puente ha recibido el nombre de Juan José Arenas, que es el mejor representante de todos ellos. Juan José ha sido nuestro maestro en el oficio de diseñar y construir puentes, pero sobretodo un ejemplo de trabajo, perseverancia, exigencia, integridad y sensibilidad, uniendo el humanismo a la precisión y la técnica necesaria en ingeniería estructural, en lo que el llamaría "arquitectura estructural". Este puente es un buen reflejo de él, por su entereza, esbeltez y elegancia, y por haber superado momentos dificiles durante su ejecución.
El puente es un arco intermedio de 102 m de luz y tablero de 24 m de ancho que une la carretera de entrada a Santander hacia el Sardinero (S20) con la universidad en la Avenida de los Castros a través de la nueva Bajada de Polio. El puente salva el fondo de la Vaguada de las Llamas en el que el Parque Atlántico se extenderá en el futuro. En el diseño es fundamental su integración en el parque, su correcta inserción en escala sin interrumpir visualmente el parque. El puente es una estructura integramente de hormigón blanco de alta resistencia en la que se ha utilizado hormigón autocompactante en el arco y pies inclinados. El tablero soporta dos calzadas de dos carriles, aceras de 2.4 m y un carril bici central que pasa a través del arco. El arco soporta el tablero mediante péndolas de acero inoxidabe. Una vez bajo el tablero el arco se convierte en dos pies inclinados que continuan bajo el terreno hasta su apoyo en la roca sana a unos 9 m de profundidad y en la vertical de los apoyos en estribos. El arco se biarticula con rótulas en los pies inclinados a 81 m de separación entre ellas. El tablero es un cajó de hormigón pretensado con voladizos de 9 m materializados con unas piezas prefabricadas de 14 ton de peso, con una apertura aligeramiento inferior para iluminar el fondo del parque.
Os animo a cruzar el puente y sobretodo a disfrutarlo desde el fondo del Parque durante el día y también durante la noche, y descubrir la iluminación nocturna de la calzada, del arco y del fondo del tablero.
El puente es un arco intermedio de 102 m de luz y tablero de 24 m de ancho que une la carretera de entrada a Santander hacia el Sardinero (S20) con la universidad en la Avenida de los Castros a través de la nueva Bajada de Polio. El puente salva el fondo de la Vaguada de las Llamas en el que el Parque Atlántico se extenderá en el futuro. En el diseño es fundamental su integración en el parque, su correcta inserción en escala sin interrumpir visualmente el parque. El puente es una estructura integramente de hormigón blanco de alta resistencia en la que se ha utilizado hormigón autocompactante en el arco y pies inclinados. El tablero soporta dos calzadas de dos carriles, aceras de 2.4 m y un carril bici central que pasa a través del arco. El arco soporta el tablero mediante péndolas de acero inoxidabe. Una vez bajo el tablero el arco se convierte en dos pies inclinados que continuan bajo el terreno hasta su apoyo en la roca sana a unos 9 m de profundidad y en la vertical de los apoyos en estribos. El arco se biarticula con rótulas en los pies inclinados a 81 m de separación entre ellas. El tablero es un cajó de hormigón pretensado con voladizos de 9 m materializados con unas piezas prefabricadas de 14 ton de peso, con una apertura aligeramiento inferior para iluminar el fondo del parque.
Os animo a cruzar el puente y sobretodo a disfrutarlo desde el fondo del Parque durante el día y también durante la noche, y descubrir la iluminación nocturna de la calzada, del arco y del fondo del tablero.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Carlos
Cuando apareció Carlos por primera vez, lo hizo sentado en un asiento de un tren de cercanías, repitiendo el mismo trayecto cada mañana sin importar camino de qué destino. Porque como personaje, Carlos, existía sólo en el lapso de tiempo del trayecto, y el conjunto de todos estos intervalos, de duración idéntica, puestos uno tras el otro, eran una eterna espera camino de algo aún por alcanzar, que era al fin y al cabo, la vida de Carlos.
Desde un primer momento apareció mirando a una joven, como desprovisto de partida de nada propio. Contemplaba a otra pasajera del tren que leía atentamente una novela. Para mí, como para Carlos, aquella joven carecía de un nombre, de una identidad aparte de su aspecto, y del hecho de que leía invariablemente cada mañana, con igual interés que paciencia.
Mientras para mí el interés estaba en Carlos, mi personaje apenas por nacer, él se interesaba por la joven lectora, que por su parte no tenía ojos sino para su libro, y mi búsqueda de un argumento literario se retiraba encarcelada como por algún tipo de emboscada del azar en las páginas de aquel libro, por supuesto en blanco, viajando en el interior del vagón de un tren de cercanías cualquiera. Preso dentro del círculo cerrado de los intereses imaginarios creados entre unos personajes incompletos, que por alguna razón desobedecían a mi voluntad.
Ocurrió, que al mismo tiempo que crecía mi interés por lo que aquel libro vacío pudiera esconder, a la vez que perseguía en él el camino que pensaba habría de llevarme a mi historia, Carlos se interesaba también más y más por el libro, pero por razones bien distintas. Para Carlos el libro se convirtió con las horas acumuladas de trayecto, en la llave para llegar hasta la joven lectora. La novela era a la vez el objeto en que se centraba la atención de aquella chica, y el total de su vida mientras leía. Así que si Carlos deseaba su atención, si deseaba entrar en su vida, debía ser a través del libro.
Durante días intentamos sin éxito Carlos y yo asomarnos por entre las manos de la joven a las líneas del texto transparente, acertar a distinguir el título escrito sobre la portada, o el nombre de un autor inexistente. Pero todo el esfuerzo fue en vano, y la historia hubiera quedado en esto si no hubiera sucedido, semanas después, algo insólito. Una mañana, llegando la parada en que la joven descendía cada día del tren y se difuminaba con ello su existencia de personaje sobre el andén, dejó olvidado en un descuido el libro sobre su asiento, dirigiéndose a la salida. Carlos que lo vio, se levantó apresuradamente, lo recogió y salió corriendo tras de ella. Cuando Carlos llegó hasta la compuerta, era ya demasiado tarde, ella había desaparecido entre la multitud que bullía como por primera vez al abandonar los vagones, y las puertas se cerraban a la espera de que el tren reanudara la marcha. A la momentánea desilusión, se sobreponía una novísima realidad, un inesperado panorama abierto. Repentinamente para mí y para Carlos nacían dos historias, dos vidas por descubrir: la existencia más allá del tren, antes y después del trayecto, fuera de la frontera de sus compuertas; y la vida contenida en el libro en sus manos, que se escribía insospechadamente sobre sus páginas en blanco. Carlos tomó conciencia de esta nueva realidad, aspiró brevemente, y con un gesto detuvo las puertas que se cerraban y saltó al andén, justo en el momento que el tren comenzaba a dar sus primeros pasos. Empezaba así al fin esta historia. Carlos corriendo tras la joven lectora, con las líneas del libro hallado palpitando, recién nacidas, como un tesoro entre sus manos.
Desde un primer momento apareció mirando a una joven, como desprovisto de partida de nada propio. Contemplaba a otra pasajera del tren que leía atentamente una novela. Para mí, como para Carlos, aquella joven carecía de un nombre, de una identidad aparte de su aspecto, y del hecho de que leía invariablemente cada mañana, con igual interés que paciencia.
Mientras para mí el interés estaba en Carlos, mi personaje apenas por nacer, él se interesaba por la joven lectora, que por su parte no tenía ojos sino para su libro, y mi búsqueda de un argumento literario se retiraba encarcelada como por algún tipo de emboscada del azar en las páginas de aquel libro, por supuesto en blanco, viajando en el interior del vagón de un tren de cercanías cualquiera. Preso dentro del círculo cerrado de los intereses imaginarios creados entre unos personajes incompletos, que por alguna razón desobedecían a mi voluntad.
Ocurrió, que al mismo tiempo que crecía mi interés por lo que aquel libro vacío pudiera esconder, a la vez que perseguía en él el camino que pensaba habría de llevarme a mi historia, Carlos se interesaba también más y más por el libro, pero por razones bien distintas. Para Carlos el libro se convirtió con las horas acumuladas de trayecto, en la llave para llegar hasta la joven lectora. La novela era a la vez el objeto en que se centraba la atención de aquella chica, y el total de su vida mientras leía. Así que si Carlos deseaba su atención, si deseaba entrar en su vida, debía ser a través del libro.
Durante días intentamos sin éxito Carlos y yo asomarnos por entre las manos de la joven a las líneas del texto transparente, acertar a distinguir el título escrito sobre la portada, o el nombre de un autor inexistente. Pero todo el esfuerzo fue en vano, y la historia hubiera quedado en esto si no hubiera sucedido, semanas después, algo insólito. Una mañana, llegando la parada en que la joven descendía cada día del tren y se difuminaba con ello su existencia de personaje sobre el andén, dejó olvidado en un descuido el libro sobre su asiento, dirigiéndose a la salida. Carlos que lo vio, se levantó apresuradamente, lo recogió y salió corriendo tras de ella. Cuando Carlos llegó hasta la compuerta, era ya demasiado tarde, ella había desaparecido entre la multitud que bullía como por primera vez al abandonar los vagones, y las puertas se cerraban a la espera de que el tren reanudara la marcha. A la momentánea desilusión, se sobreponía una novísima realidad, un inesperado panorama abierto. Repentinamente para mí y para Carlos nacían dos historias, dos vidas por descubrir: la existencia más allá del tren, antes y después del trayecto, fuera de la frontera de sus compuertas; y la vida contenida en el libro en sus manos, que se escribía insospechadamente sobre sus páginas en blanco. Carlos tomó conciencia de esta nueva realidad, aspiró brevemente, y con un gesto detuvo las puertas que se cerraban y saltó al andén, justo en el momento que el tren comenzaba a dar sus primeros pasos. Empezaba así al fin esta historia. Carlos corriendo tras la joven lectora, con las líneas del libro hallado palpitando, recién nacidas, como un tesoro entre sus manos.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Las Termas de Vals, Peter Thumtor
Las Termas de Vals son un Proyecto de Peter Thumtor, arquitecto suizo (Basilea 1943), y premio Pritzker de Arquitectura 2009.
Las termas forman parte del complejo de un Hotel Spa preexistente, en el pueblecito de Vals en el medio de las montañas al Este de Suiza, cerca de Chur (donde Peter Thumtor tiene su pequeño estudio). Las termas abrieron en 1996, formando un espacio fundamentalmente subterráneo escavado en la roca, con una cubierta plana ajardinada en la parte superior que pasa a formar parte de la terraza del Hotel. Esta roca es la inspiración y elemento fundamental de las termas, para las que la cuarcita de color gris plomizo local se convierte casi en el material único en suelos y paredes. La roca se dispone en líneas horizontales formando un perfil estratigráfico con las formas y los cortes ortogonales de una cantera, y en grandes losas en suelos y piscinas con un sorprendente tacto suave agradablemente cálido.
Esta asociación de piedra y agua, emergiendo de la montaña y formando parte de la montaña inspira la sensibilidad del autor de “Atmosfera”. (Por cierto una muy recomendable lectura, con las reflexiones del autor en una aproximación a la arquitectura desde las sensaciones)
“Mountain, stone, water – building in the stone, building with the stone, into the mountain, building out of the mountain, being inside the mountain – how can the implications and the sensuality of the association of these words be interpreted, architecturally?” Peter Zumthor
Pero las termas de Vals son sobretodo una experiencia sensorial y un juego arquitectónico. Cuando recorres las distintas salas y piscinas que las componen por primera vez no tienes un recorrido marcado ni ninguna indicación que te lleve a uno y otro lugar, sino que deambulas siempre tras la vista de un paisaje o una visión que se oculta o se muestra de manera muy estudiada. Te dejas llevar por los juegos que propone el autor atraído en la oscuridad por la luz bajo el agua, por un rincón en penumbra, por una esquina que oculta un recoveco apacible, por el espacio del otro lado de un paso angosto. Cuando experimentas la grandeza de las montañas desde la piscina exterior, u oyes tu propio eco en los altísimos techos de una pequeña piscina en la que flotan cientos de pétalos desprendiendo un suave aroma y dotando al agua de un tacto oleoso, involuntariamente te has dejado llevar a un mundo místico paralelo lejos de tus rutinas y tus preocupaciones sin importancia.
Desde el fondo de esta caverna la luz se filtra por aperturas en la cubierta de hormigón durante el día, mientras que por la noche sólo emerge del fondo de las propias piscinas iluminadas, y apenas puedes adivinar las montañas nevadas en la profunda oscuridad del paisaje. Es especialmente recomendable visitar las termas de día y también de noche (sólo las noches de jueves y domingos, consultar la página del hotel). La estancia es bastante cara pero sin duda merece la pena, si se aprovechan los baños, a poder ser en buena compañía. Las termas son inevitablemente un peregrinaje de arquitectos, pero también una curiosa mezcla de viajeros, millonarios, montañeros, estudiantes y amantes de la tranquilidad o la buena arquitectura.
Llaman también la atención por contraste con la relajante y oscura atmosfera de las salas y piscinas de piedra, los cambiadores de ambiente recargado en madera y cuero rojo, o las asfixiantes saunas de vapor de aspecto industrial, así como los neones azules que marcan la entrada, y que contribuyen a una arquitectura totalmente personal e intimista, más próxima a la creatividad y el espíritu desenfadado de la movida madrileña que al star system de la actual arquitectura internacional de masas.
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