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domingo, 15 de enero de 2012

Antonio López en Bilbao











La exposición que hasta final de Enero ha recalado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao es una oportunidad inmejorable para acercarse a la obra de Antonio López García, el que para muchos es el pintor español vivo más importante.

Para mí ha sido un buen intento de intentar aprender y comprender las motivaciones detrás de sus obras. Esto es importante ya que otros artistas pueden pintar llevados por un impulso instantáneo, por un destello, un descubrimiento o un simple capricho del momento, pero cuando pintas un cuadro a lo largo de años, a veces decadas, de forma paciente, meditada, incluso obsesiva, las motivaciones tienen que ser otras.

No creo tampoco que Antonio López sea un hiperrealista, y que su único objetivo sea la representación totalmente fiel de la realidad, la copia. Creo que hay algo más trascendente en su obra y en su búsqueda, desde muy humilde punto de vista de profano, y admirador.

Antonio López pinta desde la observación de la realidad, en exteriores o interiores, pero no pinta de una fotografía, de una proyección (lo que nos puede parecer acostumbrados a la inmediatez como valor del mundo actual una obstinación estúpida). Pero parece ser que en esta observación directa, en presente, está la busqueda de una revelación, de una epifanía. Y los cuadros son una forma de desvelar esta revelación, de perseguir estos momentos de belleza que trascienden la realidad. El detonante puede ser cualquier cosa, la luz dentro de una nevera, el reflejo en un baño sucio, o el escenario de la ciudad a una hora determinada. Siempre en un intento de mejora, un impulso de perfección.

También la impresión es que Antonio López es un pintor clásico en la medida que es todavía un amante de la pintura y del arte, de su historia, del oficio, del acto artesano de pintar, esculpir, del trabajo de artista de una forma sublimada pero constante, sencilla, honrada.

Aprendo que nace en Tomelloso en 1936, es el hermano mayor, y debe su vocación de pintor a su tío también pintor con el mismo nombre. Sus primeras obras pintan a la familia y la familia es una constante luego en su obra. Impresionan sus dibujos a lápiz que captan cada detalle de su estudio, un tanto sordido y cochambroso. La perfección de las texturas del cristal, la cerámica, las baldosas... sólo con el lápiz. Resultan graciosas las anecdotas que rodean al tiempo pausado en que desarrolla sus cuadros, como a través de los años los alimentos de una cena familiar acumulan polvo sobre una mesa mientras los pinta de forma intermitente hasta que los huevos podridos casi son sólo aire. O las visitas de la modelo para pintar el desnudo en la bañera, durante días enteros dentro del agua (a lo mejor exagero). También impresiona como pinta usando la retícula, no sólo a la forma tradicional sino hasta el extremo de pintar pequeñas cruces blancas llevando a la realidad la retícula sobre un grupo de membrillos. Me gustan mucho los pimeros cuadros, terrosos, con una textura de pintura matérica, y detalles mágicos, platos que levitan en el espacio. También "La cama" me parece impresionante como combinación de bajorrelieve y pintura, de tratamiento clásico y a la vez intemporal.

Y por supuesto los paisajes de Madrid y de la Gran Vía, la ciudad, la luz y el cielo como protagonistas. Fruto de trabajo paciente a lo largo de años, en la misma estación, el mismo día, la misma hora, la misma luz. Este trabajo a lo largo de mucho tiempo, pero capturando un instante preciso, como atestigua la sombra detenida, la hora en el reloj digital (las 21:40 en el Paisaje desde Torres blancas), las obras en un momento concreto de ejecución. Como el total de los cuadros cuenta una historia, una jornada completa, el 1 de Agosto, en la ciudad. El día en que la luz cambia y la ciudad cambia, en cada instante.

Este último año hemos visto a Antonio López pintando en la Puerta del Sol, en mitad de la plaza un exterior, necesariamente del natural, expuesto a las miradas, con su atuendo humilde, y muestra la verdad de un artista tan ajena al valor del arte desde un punto de vista económico, al dinero, a las cotizaciones, a la fama, a lo efímero, que es una verdadera lección de arte, y de vida en la que hay muchísimo que aprender.